En el centro de dicho reino estaba situado el castillo donde habitaba la realeza con el servicio y un aprendiz de orfebre que se pasaba el día tratando de encontrar la combinación perfecta para realizar la más bella corona para su majestad la reina, tarea que nunca desarrollaba con total éxito, ya que ninguna de sus creaciones llegaba a agradarla. Un día, tratando de inspirarse con la ventana de sus aposentos abierta, observo como una pequeña pájara con motas de color, a la que con el tiempo bautizo como “Pájara Pinta”, entraba y se llevaba una amatista. Esto le sorprendió, pero no le dio demasiada importancia. Al día siguiente, de nuevo con la ventana abierta, vio como nuestra Pájara se posaba de nuevo en el alero de su ventana, y con una simpática naturalidad, entraba y tomaba un rondel de swarovski. El orfebre ya sorprendido, comenzó a interesarse por la pequeña ave. Al cabo de mucho tiempo y continuando todas las tardes con las visitas, decidió seguirla para ver en que empleaba los minerales y trozos de plata que había tomado constantemente de su taller. En su seguimiento, el joyero tuvo que adentrarse en el bosque y tras unos minutos andando, observo como el pequeño volátil se posaba en lo alto de un Roble y además observo que algo brillaba con gran intensidad, intrigado decidió trepar y ver qué era lo que provocaba tal resplandor, llevándose una enorme sorpresa al ver que lo que la Pájara Pinta había creado una especie de corona llena de joyas que ella utilizada como nido, tal era la belleza de la misma que el orfebre no pudo resistirse a tomarla y llevársela a la reina, diciendo que era una creación la suya, a lo que la reina le respondió que no había visto nunca una corona de elegancia similar, nombrándole definitivamente orfebre real.
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“PAJARA PINTA”
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Historia
En un lugar muy lejano, a miles de kilómetros de distancia, existía un pequeño reino de una exorbitante riqueza, con yacimientos de toda clase de minerales y piedras preciosas, y un pequeño bosque de gran belleza.
En el centro de dicho reino estaba situado el castillo donde habitaba la realeza con el servicio y un aprendiz de orfebre que se pasaba el día tratando de encontrar la combinación perfecta para realizar la más bella corona para su majestad la reina, tarea que nunca desarrollaba con total éxito, ya que ninguna de sus creaciones llegaba a agradarla. Un día, tratando de inspirarse con la ventana de sus aposentos abierta, observo como una pequeña pájara con motas de color, a la que con el tiempo bautizo como “Pájara Pinta”, entraba y se llevaba una amatista. Esto le sorprendió, pero no le dio demasiada importancia. Al día siguiente, de nuevo con la ventana abierta, vio como nuestra Pájara se posaba de nuevo en el alero de su ventana, y con una simpática naturalidad, entraba y tomaba un rondel de swarovski. El orfebre ya sorprendido, comenzó a interesarse por la pequeña ave. Al cabo de mucho tiempo y continuando todas las tardes con las visitas, decidió seguirla para ver en que empleaba los minerales y trozos de plata que había tomado constantemente de su taller. En su seguimiento, el joyero tuvo que adentrarse en el bosque y tras unos minutos andando, observo como el pequeño volátil se posaba en lo alto de un Roble y además observo que algo brillaba con gran intensidad, intrigado decidió trepar y ver qué era lo que provocaba tal resplandor, llevándose una enorme sorpresa al ver que lo que la Pájara Pinta había creado una especie de corona llena de joyas que ella utilizada como nido, tal era la belleza de la misma que el orfebre no pudo resistirse a tomarla y llevársela a la reina, diciendo que era una creación la suya, a lo que la reina le respondió que no había visto nunca una corona de elegancia similar, nombrándole definitivamente orfebre real.
En el centro de dicho reino estaba situado el castillo donde habitaba la realeza con el servicio y un aprendiz de orfebre que se pasaba el día tratando de encontrar la combinación perfecta para realizar la más bella corona para su majestad la reina, tarea que nunca desarrollaba con total éxito, ya que ninguna de sus creaciones llegaba a agradarla. Un día, tratando de inspirarse con la ventana de sus aposentos abierta, observo como una pequeña pájara con motas de color, a la que con el tiempo bautizo como “Pájara Pinta”, entraba y se llevaba una amatista. Esto le sorprendió, pero no le dio demasiada importancia. Al día siguiente, de nuevo con la ventana abierta, vio como nuestra Pájara se posaba de nuevo en el alero de su ventana, y con una simpática naturalidad, entraba y tomaba un rondel de swarovski. El orfebre ya sorprendido, comenzó a interesarse por la pequeña ave. Al cabo de mucho tiempo y continuando todas las tardes con las visitas, decidió seguirla para ver en que empleaba los minerales y trozos de plata que había tomado constantemente de su taller. En su seguimiento, el joyero tuvo que adentrarse en el bosque y tras unos minutos andando, observo como el pequeño volátil se posaba en lo alto de un Roble y además observo que algo brillaba con gran intensidad, intrigado decidió trepar y ver qué era lo que provocaba tal resplandor, llevándose una enorme sorpresa al ver que lo que la Pájara Pinta había creado una especie de corona llena de joyas que ella utilizada como nido, tal era la belleza de la misma que el orfebre no pudo resistirse a tomarla y llevársela a la reina, diciendo que era una creación la suya, a lo que la reina le respondió que no había visto nunca una corona de elegancia similar, nombrándole definitivamente orfebre real.
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